En 1.980 nació un vehículo que rápidamente se convertiría en un objeto de deseo que no dejaría a nadie infifirente; El Renault 5 Turbo. Su estética se inspiró en el utilitario de moda de la Regie y, por increible que parezca apenas compartían alguna pieza. Construido para ganar, el R5 Turbo siguió los dictámenes de la época, colocando un motor central y tracción trasera. Como novedad montaba un turbocompresor, siendo el primer vehículo de la marca en hacerlo. El Maxi Turbo, su evoución máxima de la que quedaran hoy día unos 20 ejemplares, llevó a Renault a una victoria dentro del Campeonato del Mundo de Rallies de 1.981. Fue en Montecarlo, a las manos de Jean Ragnotti, quien volvería a dar otras dos victorias a la marca años después.
La primera serie, denominada sólamente Turbo (aunque en ocasiones se le llame Turbo1 para diferenciarla de la segunda), tenía una potencia de 160 CV y un interior característico en tonos azules y rojos. Se construyeron las 200 unidades necesarias para homologar el coche para competición y actualmente son las más cotizadas dentro de las versiones de calle. Tras el éxito de la primera serie, en 1.983 se empezaron a ensamblar los Turbo2, más económicos porque compartían muchas piezas con los Renault 5 normales y en los que algunas piezas como puertas y techo que en la primera serie eran de fibra fueron construidas en chapa, lo que incrementó el peso. El interior perdió sus tonos chillones y, si no fuese por la ausencia de asientos traseros, apenas se diferenciaba del de un Renault 5 Copa Turbo. Todos estos cambios decepcionaron al público, pero no impidieron que todas las unidades se vendiesen en muy poco tiempo.
Estas versiones de calle sirvieron para homologar un modelo sobre el que se realizaron auténticas máquinas de competición como el Cevennes o el Tour de Corse, que evolucionaron hasta los 295 CV y fueron directamente destinadas al Grupo B de Rallyes. La guinda la puso el Renault 5 Maxi Turbo de 350 CV y 905 Kg de peso, máxima evolución antes de la desaparición de los míticos Grupo B, y por cuyo volante pasaron algunos de los mejores pilotos del mundo como Sainz, Auriol, Ragnotti o Saby.
Para esta última homologación se construyeron, como era preceptivo, 200 unidades de calle, las cuales prácticamente se utilizaron todas en competición. Con la abolición del Grupo B, Renault utilizó el material para dar el salto a los circuitos durante 1.987.
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